jueves, 24 de marzo de 2011

Una estimulación temprana corrige las deficiencias del lenguaje

El proceso de aprendizaje y desarrollo del lenguaje de cada niño es único y tiene su propio ritmo.
Pero siempre hay que estar alerta a los parámetros que garanticen que con el tiempo el niño alcance el crecimiento esperado. El lenguaje es una herramienta muy importante en la edad preescolar ya que está ligado íntimamente con su desarrollo y crecimiento integral.

Hoy les hablaremos de la terapia del lenguaje, que tiene como fin primordial establecer la comunicación lingüística no desarrollada, alterada o interrumpida en los estudiantes pequeños con una estimulación temprana, explica la especialista en terapia de lenguaje Rosario Enríquez.

La primera señal que podemos encontrar de manera evolutiva es la de falta de balbuceo en un bebé, ya que esta es la primera etapa de lenguaje que todos pasamos. Los bebés dan gritos y repiten sílabas sin sentido desde aproximadamente los cuatro o cinco meses de edad. Esto es un indicador de que el bebé está produciendo su primera estructura básica para hablar, dijo la especialista.

La segunda fase del lenguaje, que se presenta entre los siete y los 14 meses, se caracteriza porque el bebé repite constantemente una sílaba de manera continua, por ejemplo: ma ma ma ma o ta ta ta ta, ya a los 14 ó 15 meses empezará a imitar sonidos de manera más constante, ya tendrá claras ciertas palabras (entre siete y diez), las más comunes son: mamá, papá y agua, además emplean una sola palabra para denominar varias cosas.

La siguiente etapa del lenguaje es de los 18 meses a los tres años, durante la cual el niño irá día a día aprendiendo nuevas palabras e integrándolas a su vocabulario, en ocasiones usándolas de manera indiscriminada. Rosario Enríquez expresó que a partir de los tres años, aproximadamente, el niño iniciará su lenguaje telegráfico, el cual consiste en unir dos o más frases, todavía con pocos conectivos, con irregularidad en los tiempos verbales y a partir de los seis años se espera que el niño vaya estructurando su lenguaje de manera más compleja y que ya pronuncie bien todos los fonemas.

¿Qué debemos de hacer?

Si descubre que su niño tiene problemas no se preocupe, porque Lina Rodríguez, educadora en terapia de lenguaje, le despejará sus dudas al respecto. En primer lugar, dice nuestra entrevistada, se deben descartar alteraciones orgánicas: auditivas o neurológicas, evaluar con el médico especialista en audiología y el desarrollo integral para saber si existe alteración o déficit en otra área del desarrollo infantil. Tal vez la alteración del lenguaje sea solo un componente o el dato más evidente de un trastorno mayor.

Una vez hecha la evaluación se deben estimular las áreas deficientes como el vocabulario, fonética o gramática.

Rodríguez destaca que los principales problemas que se pueden presentar con el lenguaje son: los trastornos de articulación (dislalias), dificultad en producir sonidos en las sílabas y al emitir palabras de forma incorrecta de modo que otras personas no pueden entender lo que la persona está diciendo, la fluidez del habla con problemas que incluyen tartamudez, repeticiones o sonidos prolongados y sílabas, resonancia o trastornos de la voz. Los trastornos del lenguaje pueden ser receptivos o expresivos: los trastornos receptivos se refieren a las dificultades al entender o procesar el lenguaje y los trastornos expresivos incluyen dificultades para combinar palabras, vocabulario limitado o inhabilidad de usar el lenguaje en forma socialmente apropiada.

Recomendaciones
Ambas especialistas recomiendan buscar ayuda profesional, estimular al niño para comunicarse verbalmente, leerle cuentos, cantarle y estimularlo a repetir, felicitarlo por sus intentos aunque sean poco claros, si es pequeño hay evitar las correcciones directas, es mejor modelarle las formas correctas de expresión y evitar uso de lenguaje distorsionado, mal articulado y diminutivos, entre otros.

El desarrollo del lenguaje implica muchos aspectos en los que podemos destacar el cognitivo, a nivel de la corteza cerebral donde se recibe, procesa y elabora la información y donde se ponen en marcha procesos como la atención y la memoria; el social-afectivo porque el lenguaje implica comunicarse con otras personas; el auditivo para la percepción auditiva adecuada y la comprensión del lenguaje; el motor para la articulación de los sonidos y la adecuada expresión verbal.

Además, el desarrollo del lenguaje y del habla requiere de unas aptitudes sensoriales y perceptivas básicas: las aptitudes sensoriales se refieren a la facultad de ver, oír, tocar, gustar u oler objetos y personas del entorno y las aptitudes perceptivas tienen que ver con la capacidad de dar significado a las sensaciones que se reciben.

En muchos de los casos el éxito del tratamiento depende del trabajo de diferentes profesionales: pediatra, audiólogo, neurólogo, terapista, maestra y sobre todo, el apoyo familiar.

Dependiendo de la edad y el área menos desarrollada en la terapia de lenguaje se recomiendan actividades orientadas a la adquisición de vocabulario comprensivo-expresivo, la correcta articulación de los fonemas y la organización de las palabras dentro de la frase.

El progreso de desarrollo del lenguaje se evalúa siempre cuando se tiene como parámetro de referencia la edad cronológica y el nivel de desarrollo de lenguaje esperado así, se considera el nivel de lenguaje de un niño en particular versus su edad, la diferencia indica la brecha o grado del déficit.

Las características del lenguaje al momento de iniciar el tratamiento se comparan con las características presentadas después de un tiempo prudencial -dos o tres meses- de tratamiento, las diferencias o progresos indican la mejoría.

El proceso de superar un trastorno del lenguaje puede tomar algún tiempo, y cada caso va a perseguir objetivos muy particulares.

Involucrar a los padres en la terapia es crucial para el progreso del niño, son una parte importante y ayudan a determinar el éxito del programa. Los niños que completan el programa con más éxito y con los mejores resultados a largo plazo son aquellos cuyos padres han estado involucrados durante la terapia.

* Ejercicios: El terapeuta utilizará una variedad de ejercicios, incluyendo el masaje facial y movimientos para ejercitar la lengua, labios y mandíbula.

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